28 October 2012

En su cumpleaños

Hay cosas que se deben decir dos veces:


El antipoema de la muerte


A Félix, esta vez.

Y ahí estaba tu cuerpo
ante mis ojos secos, sin lágrimas.
Tu cuerpo frágil de niño tímido
y erudito doctor,
de atormentado amante
y mucho mejor poeta.
Ahí estaba tu cuerpo
en el que se habían cebado
la idiotez y la barbarie.
Y tu sangre toda
esparcida ahora
por todos los rincones de mi furia.
Ahora está allá
la ceniza, el polvo
que de tu cuerpo queda
en las manos que no atinan
a secarle a esos ojos esas lágrimas.
Aquí quedamos desolados
los amigos.
Aquí guardamos en silencio
nuestra rabia.
Aquí nos queda el sinsentido de tu muerte.





2 comments:

  1. Gracias Ernesto, las lágrimas no cesan, las cenizas están entre la tierra que lo vió nacer y el cielo que lo guarda en sus misterios que nadie aún ha desvelado y entre ustedes y su madre y su padre y sus hermanos. Nadie olvidará jamás este ser tan especial y hermoso al que le di vida y fué un regalo para el mundo.
    Gracias nuevamente.
    Su mamá

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  2. Gracias, Lidia, por darnos a Félix.

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