28 October 2012

En su cumpleaños

Hay cosas que se deben decir dos veces:


El antipoema de la muerte


A Félix, esta vez.

Y ahí estaba tu cuerpo
ante mis ojos secos, sin lágrimas.
Tu cuerpo frágil de niño tímido
y erudito doctor,
de atormentado amante
y mucho mejor poeta.
Ahí estaba tu cuerpo
en el que se habían cebado
la idiotez y la barbarie.
Y tu sangre toda
esparcida ahora
por todos los rincones de mi furia.
Ahora está allá
la ceniza, el polvo
que de tu cuerpo queda
en las manos que no atinan
a secarle a esos ojos esas lágrimas.
Aquí quedamos desolados
los amigos.
Aquí guardamos en silencio
nuestra rabia.
Aquí nos queda el sinsentido de tu muerte.